Y entonces quedó mortificada.
Todo el amor que tenía por Martín se había esfumado. Aquella escena fue tan chocante.
¿Desde cuando que se conocían?¿Podría ella hacerlo feliz?. Rebeca estaba en sus nubes negras, en donde ella puede irse para que nadie la viera llorar, donde ella se desnudaba en cuerpo y alma y dejaba salir todo aquello que la perturbara. Se sentó casi echándose en la silla, frente a su cuaderno. Ese fiel compañeros de alegrías y penas. Aquellas hojas que solo contenían emociones y para tranquilizarse pensó: ;"escribiré, escribiré para no morirme"
Tal vez ella exageraba, pero sentía morir. Sentía que todo lo que él le dije fuese mentira. En caga gesto, abrazo, beso, mirada.. Ella solo quería olvidarle y lo más difícil es que no lo haría en mucho tiempo.
Aturdida en el silencio, cada palabra era como un cuchillo. Y se decía, : " Duele, y el jamás me dijo que dolería tanto..."
La madrugaba anunciaba su llegada con una brisa fresca, Rebeca pensó que podría pensar mejor si tenía su ventana abierta. Pero no pudo negar, de verdad hacía frío. Y de pronto se acordó de Pierre, ¿Qué estará haciendo a estas horas?¿ Seguirá con Alice?.
Seguía perdida en las nubes negras, ya casi lograban verse grises. Tenía miedo, apostó tanto al amor y perdió.
Perdió contra todo los momentos que pasaron.
Perdió contra sus besos.
Perdió contra otra chica de pelo largo y piernas largas.
" Luché y perdí, ahora comprendo a los corazones roto, comprendo el dolor, de verdad ¿Es así?"
Cerró su diario, abrió el armario y lo guardó, escondido, lleno de tristezas y alegrías, de amores y desamores. Desgastado de tantos momentos.
Se lavó la cara, sus manos y cepilló su cabello, largo, ondulado y pelirrojo. Se acostó, y le costó minutos en dormirse, ya rendida y cansada emocionalmente. Rebeca cayó en un sueño profundo. Como cuando dijo antes, era una forma de refugiarse de las caídas y los rasguños.