La tensión sube. El calor recorre mi columna, una gota de sudor helada cae desde mi cabeza delineando mi cuello. Pronto el suelo comienza a temblar, no sé que hago ni lo que pienso. Sólo siento. Se eriza mi piel, el corazón me bombardea fuerte. No, no pienso en nada, no pienso en nadie. Sólo siento, y vaya que si siento. Siento a flor de piel.
Sólo soy yo y mis batallas.
No intentes comprender el porque de mi mirada. No cuestiones, ni hagas juicios en vano de mis actitudes. Dentro mío llueve, es un tormentón. No puedes parar la lluvia, no puedes frenar el viento. Sólo déjala ser hasta que salga el sol y de una vez logre calmarme.
Mis batallas y no las tuyas.
Déjame ser en mis peores momentos.
Es difícil sentir que duele. Cuando pienso mucho en eso es cuando todo se derrumba, de pronto el dolor en el pecho crece y crece hasta que el nudo en mi garganta sea intolerable. Pero no quiero mostrarme débil, y seguir luchando esa batalla.
Déjame llorar en mis derrotas.
Por favor, no intentes comprender ya lo incomprendido. Todo eso es una mierda, pero una mierda como esa siempre debe ser superada. La vida debe ser superada. Y nadie me preparó para eso..
Déjame aprender a derrotar mis batallas.