Olvidaste decirme y pensaste escaparte. No soportaré otra despedida de tu parte, yo sólo trato de superar la primera y de pronto ya tengo que aceptar la segunda. No es justo ¿Sabes?.
Desesperada quería que te quedaras, que compartieras conmigo. Quería que fueras lo que sos conmigo. Sólo vos, ya sabes, con tus cursilerías, tus miedos, tus bronca y todas esas cosas. No quería perderte.
Y veme aquí. Sola. Sin vos y capaz sin mi. Todavía no logro comprender que fue lo que hice para que fueras tan vil. No eras así, debí de haberlo supuesto. Las cosas se iban quemando y estábamos entrando en un lugar peligroso, lo sabía. Dios! y todas esas charlas, creí incluso perder la cabeza por vos y tu sonrisa.
Soy débil y te aprovechaste de eso. Me derrumbaste y me dejas sin ninguna oportunidad. Pero no quedaré parada y helada como la última vez. Las cosas son más fáciles. Y juro que recién me dí cuenta.
Mi persona es más de lo que tu pensaste. No volveré a bajar la guardia con vos, menos con tus ojos deshonestos.
Que cosa más bizarra eso de escapar, pensé que eras más inteligente. Como aposté mis fichas por vos y perdí claro está, que nunca sentiste lo que sentí, ¿no es así?.
Vos traquilo, no te preocupes por mí (Aunque veo que no te está costando dejarme). Buscaré mi dignidad.
Juntos.
Haremos como si esto jamás sucedió.