Rompía todos mis esquemas.
Desde el comienzo, hasta el último.
Cómo si fuera maestro.
Cómo si fuera grato.
Cada idea, o meta que tenía,
se vio inútil,
a su lado.
Pero se encontraba cerca.
El momento que tanto anunció.
"Serás mía"..
Y jamás se fue.
Cómodo, plantó su bandera en mí, para jamás irse.
Y jamás se fue.
A toda mujer le gusta que le diga que es fuerte.
Pero él rompía esquemas,
y me dijo,
"Tu no eres fuerte, solo sos débil, no está mal sentirse así".
Y me sentí pequeña.
Pero después de todo.
Estaba a su lado.
Él era el fuerte de los dos.
Cambió mis esquemas
Y jamás se fue.