Constantemente estoy pensando por qué las cosas son tan complicadas.. O por qué me las complico tanto yo. Realmente no sé cual de las dos opciones pensar que puede ser, pero la verdad es que.. hay miles de temas con los cuales no sé que hacer. Me siento como si estuviera sentada en el medio de la nada, esperando a que algo (aunque sea lo más mínimo) pase, para saber hacia dónde y cómo tengo que ir. Y odio eso. Constantemente dejo que mi mente se lleve y piense muchas cosas, a partir de ese ‘algo’, llegando a nada, porque es lo que es: nunca llego a nada. O sí, pero es igual a que no lo hiciera, porque hoy es así, mañana es distinto y ya no sé que hacer.
Cuando tenés mucho que perder, a veces, es muy difícil arriesgarse por eso. Sabés que si ganás, ganás mucho; pero si perdés.. también perdés mucho y entre esos dos sentimientos están todas las dudas, una tras otra, dando vueltas en tu cabeza. Para mí, es el peor sentimiento del mundo y lo vivo todos los días
