
Por ende volviste, te internaste en mi corazón, ya no me dejaste escapatoria. Ya mis latidos dependen de vos. Yo y mi corazón estamos en bancarrota, el amor ya no es lo nuestro. Creo que sería mejor que te marcharas. Pero sé que no lo harás, y seguirás ahí, ocupando mis pensamiento, aturdiendo a mis emociones.
Sola, sin ayuda, no tengo armas para enfrentarte. Pillándome desprevenida, sin fuerzas, sin ganas ni para sonreír.
Tal vez debí pararme a charlar con el tiempo, rogarle que pases de largo, que me de una oportunidad de olvidarte.