Me gustaría brindar por los queridos idiotas que para ganarse nuestro afecto deben mentir, aquellos galanes que nos engañan sin temor a romper un corazón y destrozarlo en algo mas que mil pedazos. No digo que son todos igual, pero vaya que hay muchos. Los hombres son de molde, en cambio, nosotras somos de corazón. Priorizamos el alma y la ternura y dejamos para lo ultimo las vagas atracciones. Picotean y picotean en varios corazones esperando asaltar a alguno, cuando ya no se dan ni cuenta y tienen a muchos, dejando almas desechas y los ojos del corazón ciegos ante nuevas posibilidades, nos invalidan con sus mentiras y nos cortan las alas. Pero el real amor lograra salir a flote y abrir aquellos ojos cegados y despertar a esas almas desilusionadas y adormecidas por el dolor, ese amor alejado de prejuicios y orgullos, alejado de egoísmos y posesiones. Aquel que hará despertarnos y querer ser mejores para el otro.
